Monte Semprevisa.... Recibiendo la niebla otoñal.

 Monte Semprevisa.... 

Recibiendo la niebla otoñal.

Magnífico día de otoño para realizar esta bellísima ruta, llevando a cabo la subida del Monte Semprevisa (1536mtrs), donde aparte de la belleza de sus bosques pintados con los colores del otoño, la magia de la niebla ha estado presente en todas sus transformaciones paisajísticas.

Llevaba ya algún tiempo con anhelo de escribir, y a la misma vez con ganas de subir alguna montaña, donde poder estar bien alto, rodeado de bosques, picos y nubes... bien cerquita del Gran Espíritu... como digo yo.

 ¡¡Ha sido realizar esta ruta y mi mente corazón se han puesto a tope!! 

Con  un gran deseo de compartirla poniendo palabras a lo visto y sentido.

 

Nada más pasar el pueblo de Carpineto Romano, en breve se llega al amplio parking donde empiezan varias rutas para hacer distintos picos del Monte Lepini. He realizado la ruta "Pian della Faggeta" que hace un giro (anillo) pasando por el monte Semprevisa (1536mtrs), el monte Croce (1429mtrs), con una variante para pasar por el monte Pizzone (1313mtrs) y el monte Erdigheta (1336mtrs) .

Desde el parking verás un camino que sube, donde hay un cartel informativo, y enfrente ya ves la belleza de montaña y bosque que te esperan.

Antes del primer km. encuentras a tu derecha un cartel que te indica M. Semprevisa, sigues por esta senda, que durante un tiempo va serpenteando por rocas; a la misma vez a tu espalda vas dejando a lo lejos el parking, y  viendo la panorámica del monte donde está la ruta conocida como "Ouso Fin". Vas subiendo hasta ya adentrarte al bosque, en otoño no se ve bien la senda porque está llena de hojas pero aún así es fácil de seguir.

Nada más entrar en el bosque, se paraliza el tiempo, ¡¡incluso mi respiración!! que es  fuerte por la subida que llevo. El ver este lienzo natural lleno de colores en pleno silencio, silencio que rompo al caminar, cuando cruje la amplísima alfombra de hojas secas que lo cubre, y donde el único movimiento que se aprecia son éstas cayendo y despidiéndose de sus grandes abuelos árboles.

  

La senda en un inicio va a la derecha de un torrente, más adelante verás a tu izquierda bastantes grandes árboles caídos, no cortados, dando la sensación de que fuera un cementerio, donde van todos caminando lentamente hasta llegar ahí, caer, y descansar 

en paz. 

La senda en un punto se cruza con el torrente y lo deja a la izquierda, hasta llegar a una fuente donde según he leído es de agua no potable.

Sigues por encima de la fuente, te vas cruzando con algún que otro árbol caído, hasta llegar a un punto donde hay dos grandísimos árboles acostados, y el tronco de uno de ellos con un gran agujero dentro. Después de este peculiar lugar llegas a un valle donde seguramente habrá alguna familia de caballos recibiéndote.

Caminas atónito por este pequeño pero maravilloso valle hasta llegar a un cruce de sendas, donde a la derecha te diriges al monte Capreo (1,421mtrs) y a la izquierda a nuestro buscado Semprevisa.

 

De nuevo te introduces en el bosque otoñal, esta vez llevándote a un punto donde, poco antes de un acantilado, verás la silueta de un árbol roto que parece que haya sido tocado por un rayo; a tu izquierda un gran árbol, un gran abuelo con sus pies de piedra y musgo.

A la derecha verás este árbol roto, con una forma bastante particular, el pobre, observado por los demás que lo rodean.

A los pocos metros, enfrente tendrás un muro de piedras, donde ya te anuncia el borde de la montaña. Aquí empezó a aparecer el mar de niebla que estuvo presente en toda su cima.

Desde aquí, te diriges hacia tu izquierda, dejando a ambos lados acantilado y bosque. En este punto es donde la magia de la niebla hace su espectáculo, llegando desde abajo... apareciendo... desapareciendo... y actuando como una goma de borrar que

 difumina o elimina el paisaje a su gusto.

Y así, caminando por la cima de la montaña, con algunos tramos de piedras salientes como cañones apuntando al sol, otros de rocas sueltas esparcidas, todas perfectamente puestas en el lugar que tienen que estar, zigzageas, pisas, esquivas piedras, hojas y árboles, acompañado por el inmenso bosque a tu izquierda, y pintando el paisaje la niebla a tu derecha; llegas al primer pico de la ruta, el monte Semprevisa, con su santuario colorido de objetos en su cruz, y con su bonito texto (al final encontrarás la traducción), el cual con su amplia explanada te acoge con una espectacular panorámica.

Después de respirar en este bello lugar, en un principio lo que quedaba ya era todo bajada, mas cuando uno va por la montaña, es bonito dejarse llevar por el sentir, más adelante sabréis porqué.

La ruta continua por la ladera, en el mismo sentido, y con la misma magia y belleza que hasta ahora: bosque por un lado con sus árboles coloridos o desnudos (con sus siluetas mostrándote hasta su ultima rama), y niebla por otro, o ambas cosas, toda la bosquiniebla otoñal.

Siguiendo con este espectáculo, atraviesas el Monte Croce, que está señalizado por un montoncito de piedras con una cruz hecha por palos.

Después del monte Croce, siguiendo descendiendo, llegas a una panorámica, donde ver tanta amplitud te invita a detenerte y contemplar toda la belleza de la naturaleza. Aquí, lo que percibí, es lo pequeños que somos los humanos así como toda su grandiosa creación. Digo esto porque justo delante, veía una panorámica con montañas a lo lejos con sus grandes (del tamaño de mi mano) nubecitas blancas... un vallecito bajo mis pies donde su melodía eran cencerros de caballos que desde aquí arriba se veían tan diminutos que parecían arbustos... Dos picos enfrente de mí, también a simple vista menuditos, se veían dos siluetas de dos personas, en miniatura, que al poco tiempo eran devorados por la niebla... 

Todo se veía tan pequeño y a la misma vez todo era tan grande. 

En este punto fue cuando me dejé llevar con mi sentir, mi compañera de ruta y de Vida, me vio y me dijo: "ya sé qué quieres hacer"...  En vez de hacer la ruta que iba siguiendo, continué recto para subir esos dos menudos picos, el Pizzone y el Erdigheta, que a veces se veían y otras no, debido a la marea blanca de niebla. La idea era volver después de la subida, pero estando ya en la última cima, vi que si bajaba por el valle, en un punto me cruzaba con la ruta que estaba haciendo.  

 

 Dejarme llevar por lo que siento es mi mejor camino,
 y doy GRACIAS por ello.

Al llegar a la parte de abajo del valle, tienes que encontrar este bello y super gran árbol, pasar por debajo de sus largas ramas y ver un muro de piedras, que te indica la ruta, la cuál sube y sigue yendo durante un poco de tiempo por la ladera de la montaña, teniendo a tu derecha un acantilado con espectaculares vistas, vestidas con su niebla.

Sigues descendiendo, te adentras en el bosque, y vas bajando y bajando, en esta parte aún estaban los árboles vestidos con sus trajes amarillos, naranjas, marrones, verdes o todos los colores juntos en una misma hoja.

Llegas a una pista de tierra, giras a la derecha, siempre estando acompañado de belleza y color. Nada más pasar una curva cerrada a la derecha encuentras un desvío de nuevo a la derecha, te metes por ese camino, que no tiene nada que envidiar al que has dejado, todo lo contrario, para mí que lo supera, porque al poco tiempo entras en un gran valle rodeado de montañas con sus picos asomándose, con mini vallecitos con un suelo verde, como con un césped tan perfecto, que parece cortado por una persona, con árboles de diferentes variedades, hasta con su fuentecita con un agua bien rica, y como es prácticamente el final de la ruta, no puede estar ubicada en mejor lugar.

Y ya para finalizar, otra sorpresa, nada más pasar un área de picnic con una zona para hacer ejercicio físico, te encuentras un establo al aire libre, con varios caballos y potros, los cuales al estar acostumbrados a los humanos, se dejan tocar.

Antes de llegar al parking, si te apetece, te puedes tomar un cafetito o un bocata en una cafetería que está al lado de unas cabañas circulares construidas con piedras.

Sin duda una ruta muy recomendable, para salir del día a día y conectar con la amplitud de la Vida.

"Texto de Danielle Nardi"

"Me gustaría ser recordado como un chico que ha probado a hacer una cosa increíble, imposible, que no se ha rendido. Y si yo no vuelvo que el mensaje que llegue a mi hijo sea éste: No te detengas, no te rindas, haz todo lo posible porque el mundo necesita personas mejores que hagan que la paz sea una realidad y no solo una idea... Vale la pena hacerlo."

DATOS:

Distancia: 15,50 km

Modalidad: Circular

Dificultad: Intermedia

Altitud máxima:  1536 mtrs

Desnivel total de subida:  785 mtrs

Enlace de la ruta  en Wikiloc, donde podrás ver todos los datos de la ruta y todas las fotografías:

https://it.wikiloc.com/percorsi-escursionismo/monte-semprevisa-1536mtrs-pian-della-faggeta-monte-lepini-carpineto-romano-60182216